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La hembra de cocodrilo que se ha reproducido sin macho muestra por qué ‘Jurassic Park’ fue mala idea

Hasta ahora ningún cocodrilo se había reproducido por partenogénesis, lo cual demuestra que posiblemente los dinosaurios también podían y que, por lo tanto, ‘Parque Jurásico’ era bastante realista..

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Los cocodrilos y las aves están emparentados con los dinosaurios. Unsplash

Durante 16 años, las personas que visitaron el Parque Reptilandia, en Costa Rica, pudieron ver a una hembra de cocodrilo que, como el resto de animales de esas instalaciones, había sido rescatada de alguna casa cercana. Sus cuidadores la alimentaban y revisaban su salud, pero lo que no esperaban bajo ningún concepto era llegar un día y encontrar que había puesto huevos fecundados. Al fin y al cabo, durante todo ese tiempo, no había estado en contacto con ningún macho. Esta es una historia real que acaba de darse a conocer y que da un motivo (otro más) por el que recrear un Jurassic Park en la vida real sería una malísima idea.

En total, la hembra puso 14 huevos, aunque solo siete estaban aparentemente fecundados. Es decir, la mitad eran como la mayoría de huevos de gallina, que no tienen ningún embrión en su interior, pero la otra mitad sí que lo tenían. Esto a bote pronto fue una sorpresa, pero los científicos del parque no tardaron en comprender que se trataba de un caso de partenogénesis.

Este es un fenómeno común en otros reptiles, como las serpientes y el dragón de Komodo. También se ha visto en aves y en peces como el tiburón. Pero, hasta ahora, nunca se había dado un caso en una hembra de cocodrilo. Es un hallazgo interesante, ya que las aves y los cocodrilos son los únicos representantes modernos de los arcosaurios, un grupo al que también pertenecieron los dinosaurios. Por lo tanto, es esperable que estos también pudiesen realizar partenogénesis, algo que habría sido una pesadilla en Jurassic Park. 

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¿Qué es la partenogénesis?

Normalmente, los reptiles, las aves y los tiburones se reproducen mediante reproducción sexual. Es decir, en el proceso participan un macho y una hembra que aportan la mitad de cromosomas de la descendencia.

Podemos verlo con el ejemplo de los humanos, que también se reproducen sexualmente. Nosotros tenemos en la mayoría de nuestras células 46 cromosomas. Esa es nuestra cantidad, pero es un número que varía de unas especies a otras. Sin embargo, las células sexuales, óvulos y espermatozoides, son las únicas que tienen la mitad. O sea, 23 cromosomas en nuestro caso. Así, cuando ambos se fusionan para dar lugar un zigoto, se suman los cromosomas de uno y otro y tenemos un futuro bebé de 46 cromosomas.

Eso es la reproducción sexual, a grandes rasgos. En el caso de la asexual, interviene un solo individuo, que pone una célula sexual cuyo contenido en cromosomas se duplica. Si los humanos pudiésemos reproducirnos por partenogénesis, los 23 cromosomas del óvulo femenino se convertirían en los 46 del bebé. No se conocen mamíferos que puedan hacerlo, por lo que esto en un principio es impensable para nuestra especie.

En el caso de los cocodrilos era esperable, puesto que otros reptiles pueden hacerlo, pero aún no se conocía ningún caso.

La hembra de cocodrilo que no necesita a nadie más

Desgraciadamente, la historia de esta hembra de cocodrilo no tiene un final feliz, pues ninguno de los huevos siguió adelante. No nacieron crías, por lo que los científicos aprovecharon para estudiar el material genético del interior de los huevos comprobando que, efectivamente, era partenogenético.

Se sabe que en algunas especies la descendencia que se produce por partenogénesis no suele prosperar. A veces sí que nacen, pero mueren pronto. Esto ocurre porque no hay mezcla de dos individuos, sino solo de uno, de modo que el resultado es el mismo que con la endogamia que se da, por ejemplo, en algunas familias reales. En definitiva, cuanta más diversidad genética, mejor para la descendencia

Cabe destacar que la partenogénesis es una medida desesperada. Es decir, las hembras que están en contacto con machos no suelen recurrir a la partenogénesis, ya que no la necesitan y evolutivamente es mucho mejor que se reproduzcan sexualmente. Por eso es algo que ocurre con muy poca frecuencia. De hecho, se pensaba que solo ocurría con animales en cautividad. No obstante, tras descubrir varios casos en la naturaleza, se ha llegado a la conclusión de que, en realidad, los animales en cautividad están más vigilados y por eso se cree que hay más casos de partenogénesis. Además, es más común que las hembras no tengan acceso a un macho. Pero, por poder, puede ocurrir perfectamente en la naturaleza.

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Blue, uno de los velocirráptores de ‘Jurassic World’, se reproduce por partenogénesis.

¿Qué tiene que ver todo esto con Jurassic Park?

En Jurassic Park, al principio de la primera película, se explicaba que todos los dinosaurios del parque eran hembras. Así, supuestamente se aseguraban que no podrían reproducirse y sería más fácil controlar la población. 

Pero todo se desmadra y las hembras logran reproducirse por sí solas. La vida se abre camino. De hecho, en la segunda saga, Jurassic World, hay un detalle que indica que Blue, una de las hembras de velociraptor, se ha reproducido por partenogénesis. Y es que, del mismo modo que en Jurassic Park se completaban las secuencias de ADN de los dinosaurios con ADN de rana, en Jurassic World emplean material genético de varano. Este es uno de los animales que se pueden reproducir por partenogénesis.

Pero, en realidad, ahora sabemos que ni siquiera habría hecho falta eso. Si los cocodrilos y las aves pueden hacerlo, es posible que los dinosaurios tampoco hubiesen necesitado un macho para procrear. Por lo tanto, si se hiciese un Parque Jurásico en la vida real, el control de la población también acabaría siendo un fracaso. Mejor quedarnos como estamos, que bastante tenemos con lo que tenemos. 

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