El crecimiento económico fijado por el Gobierno de 3,71% para este año, está lejos, más bien se aproxima la estimación del Banco Mundial de 1,4% y del Fondo Monetario Internacional de 1,6%. La inflación superó a la proyectada y al finalizar la gestión se estima llegar a dos dígitos, más de 10%.
Los recursos que ingresaron al país por la venta de gas a mercados de Brasil y Argentina, bordearon los 47.142 millones de dólares y las inversiones realizadas por parte del gobierno de Evo Morales no apuntaron a la sostenibilidad; se perdió una década de oro por el “boom” de los precios altos de las materias primas, pero el presidente del Estado, Luis Arce Catacora, no se quedó atrás, siguió la obra de su antecesor y no hizo significativos descubrimientos y cayeron los ingresos del gas, ahora Bolivia se encuentra en una crisis aguda por la falta de divisas y combustibles.
Como dato, en la gestión de Morales se destinó más de 400 millones de bolivianos para la construcción de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que ahora se deteriora y en algunas ocasiones se alquilaba para eventos sociales.
Otro ejemplo, es el aeropuerto de Copacabana, que a la fecha no opera, pese a que se invirtieron 45,9 millones de bolivianos. Había iniciativa privada de utilizarla para el turismo de la región, pero la burocracia frenó el emprendimiento.
Asimismo, también está el Ingenio Azucarero San Buenaventura en el norte paceño, con una inversión de alrededor de 260 millones de dólares, cuyo producto no está disponible en el mercado nacional, sólo se observa en la dotación que se entrega a efectivos de la Policía.
Todo esos recursos vinieron de la venta del gas, sin embargo, estaba también el programa Evo Cumple, que manejó dinero de manera discrecional, sin transparencia y que destinó más a la construcción de canchas y escuelas, que fortalecer el sistema de la salud.
Entre 2007-2017, se destinaron 15.211 millones de bolivianos para la ejecución de 8.622 proyectos, siendo que en deporte y educación la inversión alcanzó a 10.108 millones para 1.763 y 4.185 proyectos, mientras salud sólo recibió 1.527 millones en 465 proyectos, de acuerdo con el reporte de Página Siete.
El modelo económico productivo social comunitario se aplica desde el 2006 y actualmente sigue vigente, pero con sus días contados, pues empezó a decaer desde el 2014 con la reducción de la renta del gas y la caída de la producción del energético, según el analista económico Darío Monasterio.
Morales usó los recursos del gas sólo para gastos y no en inversión, no se aprovechó la década dorada para salir del subdesarrollo y de la pobreza, indicó el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero a tiempo de indicar que aquella época del gas pasó a la historia.
El analista económico Gonzalo Chávez también dijo que el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), en ese período de altos precios de las materias primas y de producción del energético, recibió casi la mitad de lo que se destinó en el Plan Marshall (alrededor de 120.000 millones de dólares) para la reconstrucción de Europa luego del término de la segunda guerra mundial, pero los cambios no llegaron.
Los políticos en reiteradas oportunidades indicaron que los “masistas” se farrearon la plata del gas, alrededor de 60.000 millones de dólares y ahora la actual administración redujo la producción de gas, pues en los cuatro años de gestión no se hicieron significativos descubrimientos para revertir la actual situación, por ello perdió el mercado argentino.
El analista del sector de hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, señala que en la década de los 90 el número de pozos exploratorios bordeaba los 32 cada año, pero en la época del MAS no pasó de los 10.
Ingresos
La implementación del modelo económico del partido en función de Gobierno requería importante flujo de ingresos para sostener al mismo como a la economía nacional, a partir del 2014 los ingresos y la exportación de gas cayó en 54%, pero no así el gasto público ya que este a la fecha se mantiene, lamentó Romero.
Explicó que con la presente gestión se tiene dos años consecutivos de déficit fiscal y 12 años con este indicador negativo, cuya situación afecta a la economía nacional, así como al ámbito social por el desabastecimiento de carburantes, falta de divisas e inflación, la más alta de los últimos 29 años.
Si no se toma medidas estructurales (no solo coyunturales) y dejar de lado el tema político e ideológico, y ser más pragmático, el escenario de la economía boliviana se complicará más y la crisis se agudizará, sentenció.
Plan
A pesar de que el Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025 fija metas para impulsar el crecimiento económico, así como consolidar el modelo económico del Gobierno, la crisis de los carburantes, de divisas y una alta inflación, bajan las proyecciones plasmadas en el documento.
Por ejemplo, el plan fija un crecimiento promedio de 5,1% entre 2021-2025, pero luego de crecer a 6,11% el 2021, la economía registró una desaceleración y las proyecciones de los organismos internacionales para la presente gestión y el año del Bicentenario, 2025, son bajos y por lo tanto, el promedio no pasará del 4%.
También fija reducir la pobreza a 19% en 2025, pero la cifra el 2023 cerró en 36,3%; mientras la extrema estiman bajarla a 5,3%, pero cerró el año pasado con 11%; y con referencia a la desigualdad, que esperan bajar a 0,42%, la crisis de los carburantes y el incremento del precio de los productos, provocan mayor desigualdad entre los bolivianos.
Finalmente, de alcanzar una producción de 60 millones de metros cúbicos día en 2013, cayó a 31 MMmcd y la reversión está lejos de plasmarse, a pesar del plan de YPFB.
Fuente: El Diario