Aún no existe un anticonceptivo masculino, mientras que las opciones para mujeres son incontables. Las causas son complejas y estos son algunos de los motivos.
Existen infinidad de métodos anticonceptivos para las mujeres: hormonas orales o en parches, dispositivos intrauterinos (DIU), preservativos vaginales… En cambio, los hombres solo disponen del preservativo masculino, mucho más usado, y, como mucho, la vasectomía. No existe un anticonceptivo masculino hormonal o que se pueda colocar durante un tiempo, como el DIU.
Solo existe la opción más radical de la vasectomía, aunque incluso siendo una intervención más segura que la ligadura de trompas, a menudo son las mujeres las que terminan operándose. Dejando todo esto a un lado y centrándonos en la primera parte, ¿qué está pasando? ¿Por qué no existe un método anticonceptivo masculino?
Antes de contestar a esta pregunta hay que dejar un par de cosas claras. Cuando hablamos de un anticonceptivo masculino, en principio se hace referencia a hombres cis y, si hablamos de la versión femenina, de mujeres cis. Dejando esto claro, también hay que recordar que, el hecho de que no exista no quiere decir que no se haya buscado.
Existen infinidad de estudios dirigidos a buscar un nuevo anticonceptivo masculino. Estos podrían dividirse en dos grandes grupos: los anticonceptivos hormonales y los que, en realidad, bloquean el paso o el movimiento de los espermatozoides sin actuar sobre las hormonas. Aun así, a día de hoy, a pesar del amplio abanico de anticonceptivos femeninos, no hay ninguno para hombres. Los motivos son complejos, aunque estos son algunos de ellos.
Los obstáculos del anticonceptivo masculino
Según explicó Adam Watkins en 2021 a la BBC, profesor de biología reproductiva de la Universidad de Nottinghan, uno de los principales retos del anticonceptivo masculino es el número de gametos. Es decir, las mujeres cada mes ovulan y liberan un óvulo. Quizás dos o tres en casos excepcionales. Sin embargo, los hombres pueden llegar a producir millones de espermatozoides cada día. Eso hace mucho más complicado contenerlos. La razón es que, incluso si se logra que pierdan el 90 % de su capacidad de generar esos espermatozoides, muchos hombres pueden seguir siendo fértiles.
Esta podría ser la razón técnica. Pero, siendo realistas, no es la única. Hay algo mucho más injusto y es, simplemente, que no se ha puesto tanto empeño. Es cierto que hay muchos estudios que buscan un anticonceptivo masculino. No obstante, dado que las opciones femeninas funcionan tan bien, para la mayoría de farmacéuticas no es rentable intentar ir más allá. Les vale con lo que hay, aunque eso suponga poner todo el peso de la responsabilidad, el cuidado y los posibles efectos secundarios sobre las mujeres.
Efectos secundarios indeseados
El anticonceptivo masculino basado en hormonas es uno de los más estudiados. De hecho, varios han llegado a la fase de ensayos clínicos. Sin embargo, todos han terminado deteniéndose por “efectos secundarios inadmisibles”. En algunos casos, estos han consistido en acné, modificaciones en la líbido, dolor de cabeza o cambios de humor. Si solo son esos, no tienen nada que envidiar a los de los anticonceptivos femeninos. No obstante, cabe remarcar que también ha habido casos en los que se han llegado a dar incluso intentos de suicidios. Además, por desgracia, uno fue más allá del intento.
¿Qué otras opciones de anticonceptivo masculino hay?
Existen muchas opciones de anticonceptivo masculino no hormonal. Una de las más revolucionarias en su día fue vasalgel, un hidrogel que se inyecta en los conductos deferentes y bloquea temporalmente le paso de espermatozoides. Si bien es uno de los que mejores resultados preclínicos han ofrecido, hay que tener en cuenta dos factores. Por un lado, que solo se ha probado con éxito en conejos y monos. Incluso en estos últimos, las diferencias en el aparato reproductor pueden ser suficientes para que la eficacia no sea comparable. Además, los efectos secundarios pueden ser muy diferentes. Y, por otro lado, el hecho de que se administre mediante inyección, generaría un gran rechazo en los posibles usuarios, de ahí que se sigan investigando otras opciones.
Esto ha llevado a que se prueben opciones farmacológicas que no estén basadas en hormonas. Por ejemplo, una sustancia que bloquea los receptores de las células a los que debería unirse el ácido retinoico. Esta sustancia es muy importante para que los espermatozoides puedan moverse correctamente. Por eso, si se bloquea temporalmente, estos no podrían llegar hasta el óvulo.
Los estudios con este fármaco dieron muy buenos resultados el año pasado, pero solo en ratones. Por eso, de nuevo debemos tener en cuenta que algo que funciona en estos modelos animales puede no hacerlo en humanos.
También en ratones se ha probado este mismo año otra opción farmacológica, consistente en la inhibición de la adenilil ciclasa. Esta es una proteína que interviene de un modo diferente en el movimiento de los espermatozoides. Por eso, de nuevo, si se inhibe el resultado son unos espermatozoides que no pueden dirigirse adecuadamente a su destino. Es totalmente reversible, pero no se ha probado más allá de los ratones.
Será necesaria más investigación y, sobre todo, entender que, por mucho que el anticonceptivo hormonal femenino funcione de una forma aceptable, no está de más buscar maneras de que hombres y mujeres compartan el peso de la anticoncepción.
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