23 DE MARZO DE 1899: La localidad de Yacuiba fue sacudida por un fuerte terremoto que causó 3 muertos, varios heridos y graves repercusiones psicológicas, debido al absoluto desconocimiento de estas catástrofes naturales. -El padre Rafael Paoli, nos cuenta que, en la Cuaresma de 1899, no se cansaba de predicar, reprender y aconsejar a sus feligreses para que cumplieran con sus deberes de cristianos en un tiempo tan santo.
No había transcurrido todavía la Semana de Pasión, cuando el jueves 23 de marzo, un espantoso terremoto derribó completamente la nueva iglesia que había sido inaugu-rada el año anterior, y la mayor parte de las casas, quedando tan sólo unas pocas en pie y bas-tante deterioradas, según el relato del religioso.
Dice que la primera oscilación se dejó sentir a las seis de la mañana, despertó a todos los habitantes y los puso en alarma, dando lugar a que todos abandonasen el interior de sus casas. A los pocos minutos, otra oscilación más fuerte y más prolongada que la primera acabó con los edificios mencionados. Quedaron sepultados bajo los escombros de la iglesia Manuel Primo Guzmán, Josefa Rocha de Gareca y Virginia Arámbulo, que se habían confesado en la vigilia y estaban preparándose para recibir la Santa Comunión. El Padre Paoli que había entrado a la iglesia para reconciliar a las tres personas, se sintió impulsado a salir de ella, pocos segundos antes de la catástrofe con el fin de administrar un remedio a un enfermo que había llegado a la casa parroquial, el día anterior.

La intuición le salvó la vida. El relato del Misionero es muy elocuente cuando explica que: “El espanto aumentó todavía, cuando saliendo ya los habitantes, unos con dirección Caiza, otros a Itiyuro, encontraron el camino obstruido en varias partes por las grandes grietas que se habían abierto y de las cuales filtraba una agua turbia y fétida. Lo peor era que la tierra seguía abriéndose y oscilando con movimientos contrarios, que no le permitían a uno mantenerse en ninguna posición, y tenía a los mismos animales sumamente espeluznados. En tan críticas circunstancias, los yacuibeños más indiferentes no dejaron de acudir a Dios y rodeando al Capellán en Campo Grande, donde se había dirigido inicialmente, rezaban con él devotamente el Santo Rosario.” A horas 6 a. m. fue el primer remezón, bastante fuerte, pero al fin y al cabo muy semejante a otros anteriores, que repetidas veces en el año se dejaban sentir: ¡Bendita la infinita misericordia de nuestro buen Dios! Con este aviso todos los vecinos salieron de sus casas… El Padre Paoli, añade algo interesante a su relato que tiene que ver con la situación política que se presenta como consecuencia del terremoto, y es la breve disputa que surge entre yacui-beños y caiceños por el traslado de las autoridades provinciales debido al terremoto que sufre Yacuiba.
El franciscano lo comenta de la siguiente manera: “Habiéndose retirado a Caiza las autoridades de la Provincia, determinaron que la Municipalidad también se constituyera en Caiza, perdiendo así de hecho, Yacuiba, la capital del Gran Chaco. No dejaron de protestar los vecinos de Yacuiba y de Itiyuro, además elevaron sus quejas al Supremo Gobierno. Para disminuir de una vez las cuestiones entre caiceños y yacuibeños, el diputado de la Provincia propuso al Congreso Nacional que se nombrara Aguayrenda capital del Gran Chaco, más la moción no se tomó en consideración, porque los informes pedidos a Tarija no resultaron favorables y la cuestión quedó en statu quo.”
Aunque las crónicas franciscanas no lo mencio-nan, se supone que pasado el trance del tremendo susto que se llevaron los pobladores al expe-rimentar un temblor que destruyó casi todo, después de algunas semanas, y cuando se tuvo la certeza de que la estabilidad de la tierra había vuelto a su estado normal, los vecinos que ha-bían abandonado Yacuiba, volvieron sobre sus pasos con el firme propósito de reconstruir sus hogares, y de reiniciar sus actividades que habían quedado en suspenso.
Según el observatorio de San Calixto hoy sabemos que el terremoto del 23 de marzo de 1899 tuvo una magnitud de 6,4 en la escala de Richter a una profundidad de 30 km y de una intensidad de “grado VIII en la escala de Mercali”. Además de afectar a Yacuiba, también afecto a varias poblaciones de la Provincia de Salta. (Juan Castillo Ruiz. Frontera Sur, Mi Querencia. 2014).
Walter del Carpio –Escritor y Compilador