De acuerdo con la Fiscalía de Paraguay el ciudadano uruguayo lidera una de las organizaciones delictivas más poderosas de la región. Controlaba la producción, el transporte, el acopio y la exportación de cocaína, “especialmente desde Bolivia”
El 10 de abril cumplió 32 años y Sebastián Enrique Marset Cabrera lo celebró en Santa Cruz como Luis Pablo Santos Amorim. El festejo tuvo lugar mientras varias fuerzas policiales de la región lo andaban buscando en países vecinos porque fue acusado de “tráfico internacional de drogas peligrosas”. De hecho, la Fiscalía de Paraguay cree que en los últimos cuatro años movilizó alijos de cocaína por un valor que supera los $us 500 millones. Esos envíos de droga salieron “especialmente de Bolivia” a destinos de ultramar.
Pero Marset llegó por primera vez a Bolivia el 30 de octubre de 2018. Usó su nombre de pila, aunque para entonces él ya había estado en prisión por traficar 374 kilos de cocaína y marihuana. Sucedió en 2013. Ese fue un caso complejo porque estuvo involucrado “Papacho” o Juan Viveros Cartes, tío del expresidente paraguayo Horacio Cartes, quien estuvo en funciones entre 2013 y 2018.
EL DEBER accedió al expediente que cursa en Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay (Senad) y a varios documentos que la Fiscalía de Santa Cruz. De ahí se sabe que Marset jugó con al menos tres identidades distintas para pasar desapercibido en territorio nacional. En ninguna de ellas usó documento uruguayo.
Ante estas evidencias, el Ministerio Público solicitó abrir una pesquisa en el Servicio General de Identificación Personal (Segip) y la Dirección General de Migración, dos instituciones especializadas que dependen del Ministerio de Gobierno, para conocer las razones por las que se extendió esta documentación reservada para ciudadanos bolivianos o extranjeros que hayan cumplido con los requisitos para adquirir la nacionalidad.
Según reportes digitales recabados por los fiscales que consultaron el sistema, Marset aparece primero y efectivamente como “Sebastián Marset”, pero boliviano o nacionalizado, y luego como “Luis Paulo Santos Amorim”. Fue con este nombre con el que hizo vida social en Santa Cruz.
Jugó en un equipo de la Asociación Cruceña de Fútbol (ACF) y esta institución ayer tuvo que emitir una aclaración con el que además se puso a disposición de las autoridades que investigan este caso.
El hábil Marset también jugó con otra identidad, la “de Gabriel de Souza Beumer” y nuevamente con la nacionalidad “boliviana”.
Una copia de su pasaporte con este nombre figura en el expediente de la Senad que también fue compartido a la Europol, la institución que cooperó en 2021 para llevar adelante la operación “Ultranza Py” que activó toda las pesquisas en su contra y a otras personalidades que cooperaron con el trasiego de estupefacientes bajo la pantalla de ser empresarios.
Por estas razones, ayer el fiscal departamental de Santa Cruz, Róger Mariaca, indicó que además del delito de tráfico de sustancias controladas, se amplió su investigación por los delitos de secuestro y falsedad material. Remarcó que el Ministerio Público recién tomó conocimiento de la búsqueda del narcotraficante el fin de semana.
“Se ha conformado una comisión de fiscales para investigar a un ciudadano uruguayo. Se está requiriendo diferentes diligencias y otros allanamientos para dar con el paradero”, sostuvo y explicó los antecedentes del caso salieron a la luz tras la fuga de Marset durante un fallido operativo policial.
Franklin Alcaraz es investigador social y especialista en temas vinculados con el tráfico de drogas. Ayer conversó con EL DEBER Radio. Señaló que Marset ya tuvo problemas legales en Dubái por falsificar su pasaporte. “Es conocido como el hombre de los mil rostros porque su actividad ilícita le obliga a cambiar de nombre cada cierto tiempo”, anoto Alcaraz.
Respecto a la presencia de Marset en el país, el especialista indicó que “es realmente una muy mala señal porque eso está diciendo que los cárteles están aquí”.
Además, “estamos ante un verdadero pez gordo”, remarcó y explicó que Marset lidera el Primer Cartel Uruguayo y que coordina operaciones con el Primer Comando de la Capital (PCC), una organización señalada por el asesinato, en Colombia, del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, quien lideró la investigación que activó el gran operativo “Ultranza Py” y que fue coordinada con Europol en 2021.
De hecho, por efecto de estas actuaciones se logró desactivar “un centro de comando” de la organización criminal que operaba desde Dubái, precisamente uno de los destinos frecuentes del ahora prófugo uruguayo.
El seguimiento de Senad a Marset comenzó en 2019, según se lee en el expediente. De allí se sabe que estuvo en el país en 2018 y posteriormente entre el 21 y 23 de abril de 2019. Su destino siempre fue Santa Cruz de la Sierra.
El seguimiento migratorio que se hizo desde Paraguay señala “un retorno” el 24 de agosto de 2019. En ese tiempo, Marset ya era reconocido por ser un empresario exitoso ligado a la organización de conciertos con artistas internacionales. En ese tiempo había fijado su centro de operaciones en Paraguay, pero se presentaba con su pasaporte boliviano. Marset era Gabriel de Souza Beumer.
En su permanencia en Paraguay, Marset “integró entre sí a varias organizaciones criminales conformadas preexistentes tanto a nivel nacional como internacional en una asociación de grupos con fines delictivos para el transporte de grandes cantidades de cocaína”, señala el reporte.
En ese contexto, “cada uno de estos bloques asociados concurren a las operaciones ilícitas proveyendo logística para impulsar un círculo transnacional que por un lado funciona para el transporte de estas sustancias ilícitas, como así también para la efectiva circulación de grandes sumas de dinero dentro del sistema financiero nacional e internacional; estos valores monetarios se encontrarían directamente vinculados a los hechos punibles investigados, tanto en carácter de ganancias como también en lo referente a costos operativos para concretar estas actividades ilícitas”, anota.
“El ciclo inicial del tráfico ilícito es denominado, a los fines investigativos, como ‘etapa de producción’ y tiene como origen zonas dedicadas a la elaboración de clorhidrato de cocaína, situadas en el continente sudamericano, principalmente en Bolivia”, añade el reporte elaborado en 2022.
Eso sí, Senad señala que Marset lideraba toda la cadena, incluido el lavado de activos en complicidad con empresarios paraguayos.
“Dentro de lo que les puedo contar, se informó hace un tiempo de que se tenía el dato de que (Marset) estaba en Bolivia”, dijo ayer el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, a los periodistas de su país. El caso que estalló el fin de semana activó varias corrientes de opinión en toda la región.
El ministro del Interior de Paraguay, Federico Gonzáles, reveló que el informe de Senad y otra información fue compartida a la Policía Boliviana. Respecto a este aviso, el fiscal Mariaca insistió que conoció el caso el fin de semana.
El presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, expresó su preocupación por el caso, considerando que se ha burlado la inteligencia de los servicios de seguridad de Bolivia.
“Es evidente que se ha tenido que burlar la Inteligencia de nuestro país, parte de las instancias que corresponden. ¿Cómo es posible que (Marset) esté en el país y, a estas alturas, después de tanto tiempo, se pueda identificar este hecho?”, afirmó y pidió respuestas oportunas al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.
El Deber