Juan Marcelo Cazas, abogado del testigo protegido, revela que acompañó al diputado Héctor Arce a una reunión con la ministra Marianela Prado. Dice que la acusación de CHEC por extorsión fue una represalia
¿Dónde conoció al testigo protegido?
Lo conocí por el deporte, hace unos 15 años atrás. Intercambiamos academias, entrenamos juntos, teníamos una relación muy estrecha.
¿Usted sabe cómo y cuándo murió?
Ese es un tema del que no voy a hablar por respeto a la familia. No me corresponde.
Lea También: ABC: Forense revela que testigo protegido se suicidó
Lo acusaban de ser cómplice y encubridor, ¿lo era?
Para nada, hay hitos. Él inició un proceso de cobro por servicios prestados. Lo hizo con otro estudio jurídico y denota que llevaba una relación de tiempo con CHEC y le pidieron que los colabore. Él ingresa esta reunión a un cuarto de hotel, con gente que metía y sacaba documentos y se da cuenta de lo que estaba presenciando. La denuncia de él es de abril, el diputado Héctor Arce se entera en mayo o junio.
¿Cómo se contactó con el diputado Héctor Arce?
Fue a través mío. Traté de encontrar canales que nos ayuden para esclarecer todo esto y ver medidas correctivas.
¿Y cómo fue?
Se le exhibieron los documentos y el diputado se sorprendió. Mostramos las fotografías, las personas involucradas. Todo eso.
¿El testigo protegido sacó esas fotos?
No sé, no tengo ese dato. Pero están las imágenes del encuentro de Jin Zhengyuan con Juan Carlos Hidalgo. Entraban y salían otras personas más. Pasa un tiempo, un día el diputado me llama y me pregunta los nombres de las personas que estaban en el hotel, y verifica quiénes eran. Sale el nombre de Hidalgo Chura y otros, y dice, ‘esto es jodido’. Así se inicia un interés suyo.
¿Su cliente decide denunciar porque la empresa CHEC no le paga?
No hubo extorsión. Y pregunto. Si la hubo, por qué no se la denunció al día siguiente de que Felipe presentó su carta notariada a CHEC, en abril. Es un contrato verbal, lo menciona el documento y las normas avalan esa condición. Pasa el tiempo y cuando llega otro representante éste pone la denuncia contra Felipe, que ya era testigo protegido. El haber esperado tanto tiempo nos lleva a concluir que la denuncia de extorsión no es nada más que una represalia. No hubo conciliación. Quisiera ver alguna denuncia y si la hay, por qué no lo informaron. Por qué no lo denunció Zhengyuan cuando fue detenido en su cautelar, en la apelación. Tiene que ser otro el que denuncie.
¿Se reunieron con el Gobierno?
Yo acompañé al diputado a la reunión con la ministra de la Presidencia, Marianela Prada, para explicar el tema legal. Fue el 17 de agosto. El diputado la gestionó. La reunión fue a las 6:00, muy amable, atenta, le expusimos el caso. Un elemento era el testigo protegido, pero no era el centro del asunto. Esto lleva ya una muerte, un atentado a esta oficina con artefacto explosivo. El centro es una verdad que no hubiera salido a la luz si no hubiera estado el testigo protegido en ese lugar.
¿En qué acabará esto?
Yo creo que esto ha sido un crimen de Estado que dio la espalda a un testigo protegido por denunciar un hecho de corrupción, independientemente de cómo hubiera sido la muerte y del rédito político que le quieren dar todos los actores. Detrás del testigo protegido hay un ser humano, una familia, un entorno, un núcleo y el Estado sistemáticamente a través de sus entidades. Le han dado la espalda. Definitivamente, lo que ha pasado con Felipe es un crimen de Estado.
Y le confieso, yo también temo por mi vida y por la seguridad de mi familia.
¿Alguien más del Gobierno?
Yo no, no lo conozco ni al presidente ni al vicepresidente.
Presentaron la denuncia…
Fueron semanas de elaborar una estrategia jurídica y de hacerlo en la ciudad de Sucre, confiamos en la probidad de los fiscales. No puedo decir de otras partes. Ellos entendieron que merecía una investigación y por eso le dieron la calidad.
Tras la detención de Zhengyuan, íbamos con el diputado a la audiencia y él mira su celular y se pone a llorar. Me muestra una foto de su familia y me dice que era la ropa con la que estaban por la mañana cuando los dejó, seguido por unos mensajes en lo que lo menos que le decían era ‘hijo de puta vamos a matar a tu familia’. Le exigían que no entre a la audiencia. Y él me hizo jurar que todo esto iba a salir bien. Yo traté de contenerlo. Lo único que alcancé a decirle fue que nos habían creído, y que se iba a llegar a la verdad de todo esto. El hecho existió y se llama corrupción.
El Deber