Se la conoce como niña lobo por haber vivido en la naturaleza, sin casi contacto social, desde que era muy pequeña. Es suiza y su padre la secuestró hace muchos años.
El pasado mes de marzo, agentes de la policía local de Coín, en Málaga, encontraron dentro de un coche averiado a un hombre y una adolescente de aspecto desaliñado. La joven se mostraba cabizbaja y retraída ante el contacto humano. Bastaron unas pesquisas para averiguar que se trataba de una “niña lobo” que llevaba varios años desaparecida en Suiza.
Su padre la había secuestrado hacía años y al parecer la crió en un bosque suizo junto a sus hermanas. Dado que fue alejada de la sociedad siendo muy pequeña, la niña perdió todas las habilidades sociales, pasando a engrosar la lista de los que se conocen como niños salvajes o niños lobo.
De momento, la niña lobo, de la que no han trascendido muchos más datos, ha sido repatriada y se encuentra acogida por los servicios sociales de su país. Pronto cumplirá los 18 años y pasará a ser mayor de edad. Aún no hay constancia de qué se hará desde ese punto ni de qué familiares podrían hacerse cargo de ella.
¿Por qué se la denomina como niña lobo?
En realidad, la chica se ha calificado como niña lobo con motivo de una denominación no oficial, relacionada con algunos casos reales.
Estos casos se conocen también como niños salvajes y engloban a todos aquellos que, siendo muy pequeños, fueron abandonados en un entorno natural y/o sin socializar. Ha habido casos de niños abandonados, otros que fueron secuestrados, pero escaparon y se perdieron. Algunos se perdieron por accidente, sin secuestros previos. Y, finalmente, hay algunos que, como esta niña lobo, crecieron en la naturaleza acompañados de algún familiar que tampoco les aportó la suficiente socialización.
Esta niña no ha sido escolarizada en ningún momento y sus únicas relaciones sociales eran con su padre y sus hermanas, quienes se encontraban en una situación parecida a la suya. Parece ser que el padre tenía algún trastorno psiquiátrico del que no ha trascendido mucha información.
Estos pequeños suelen ser conocidos como niños lobo con motivo de historias como la de Mowgli, el protagonista de El libro de la selva. Existen muchos relatos reales sobre niños que crecieron solos durante años, con el único cuidado de animales como lobos, monos o gatos salvajes. No obstante, cabe destacar que no hay pruebas de que fuese así. Puede que estos animales salvajes aprendiesen a tolerar a los niños y no los atacasen. Pero no hay suficientes evidencias de que ejerciesen como cuidadores.
Dicho esto, se trata de casos han despertado el interés de muchos científicos, ya que ayudan a entender cómo moldea el entorno el comportamiento de las personas y hasta qué punto contamos con ciertas habilidades innatas. Además, se ha señalado que la rehabilitación de estos niños podría ayudar a desarrollar nuevas formas de aprendizaje, por ejemplo para niños con condiciones como los trastornos del espectro autista (TEA).
Casos reales de niños salvajes
Se han documentado muchísimas historias de niños salvajes. Una de las más conocidas es la de Genie, una niña estadounidense que no vivió en la naturaleza, sino encerrada en una habitación sin ningún tipo de estímulo social. La encerró nada más nacer su padre, quien creía que tenía un retraso mental. Él y la madre la alimentaban para mantenerla con vida, pero poco más.
Cuando su madre huyó de la casa dejándolos solos a ella y a su hermano, la pequeña tenía 13 años. Fue entonces cuando salió al mundo convertida en una niña salvaje. No sabía hablar, ni tragar. Tampoco controlaba sus esfínteres. Prácticamente era un bebé en el cuerpo de una preadolescente.
Pronto se inició un estudio en el que participaron psicólogos, logopedas y otros profesionales con los que no solo se obtuvieron datos importantes a nivel científico, también se lograron avances muy importantes para la niña a nivel cognitivo. Se demostró que, al contrario de lo que aseguraba el padre, no tenía ningún retraso mental. Aprendía bastante rápido, aunque con el hándicap de llevar muchísimos años sin estímulos sociales. Lamentablemente, poco después del estudio, la ciencia que tanto había protegido a Genie la abandonó, dejándola a merced de varias familias de acogida que volvieron a tratarla casi como a un animal.
La historia de Marina Chapman también tiene un comienzo muy triste, pero los avances son más felices. Cuando tenía cuatro o cinco años alguien la secuestró en su aldea colombiana y más tarde la abandonó en la selva. Allí, pasó varios años viviendo con los monos capuchinos; quienes, según ella, se encargaban de cuidarla. Con el tiempo unos cazadores la encontraron y la llevaron a un burdel, y de ahí como esclava a una familia de mafiosos. Su vida siguió así, dando cada vez un tumbo peor que el anterior, hasta que una vecina la rescató y la envió a vivir con unos familiares ingleses. Allí, rehizo su vida y hoy en día no tiene ningún problema de socialización.
Su historia se ha puesto mucho en entredicho, precisamente porque no presenta los rasgos típicos de los niños salvajes. Sí que se ha visto en sus huesos que pasó un largo periodo de la infancia afectada por la desnutrición, pero no se sabe con exactitud qué le pudo ocurrir.
¿La verdadera historia de Tarzán?
En 1996, un niño de dos años apareció en una selva nigeriana. Caminaba sobre sus dos piernas, pero apoyando los brazos en el suelo, como los chimpancés. Se sospecha que había sido abandonado por sus padres por tener algún tipo de discapacidad cuando solo era un bebé. Para un niño de tan corta edad es imposible sobrevivir en la selva. Por eso, teniendo en cuenta su forma de caminar y que emitía sonidos similares a los de los chimpancés, se cree que pudo estar al cuidado de una familia de estos simios.
El fraude de las niñas lobo
Ya hemos visto que a la chica suiza hallada en Coín se la conoce como niña lobo más bien por una cuestión informal. Pero sí que hay constancia de los casos de dos niñas que, supuestamente, vivieron entre lobos.
Se trata de las indias Amala y Kamala, halladas en la selva bengalí por un reverendo. Si bien su caso atrajo la atención de muchísimas personas que se apiadaron de la historia, los científicos que la estudiaron señalaron que muy posiblemente se trataba de un fraude y que en realidad eran autistas.
¿Qué relación hay con el autismo?
La historia de Amala y Kamala se remonta a principios del siglo XX. Posiblemente, las niñas nacieron en 1919 y tenían un añito cuando el reverendo las encontró. Por aquella época no se sabía mucho sobre el autismo. De hecho, apenas hacía una década que se había mencionado por primera vez, pero sin apenas conocimiento sobre sus síntomas y mucho menos su origen.
Hoy en día, el origen sigue siendo bastante misterioso, aunque hay ciertas hipótesis, como un funcionamiento defectuoso de la poda sináptica, en la que se eliminan las conexiones neuronales que no se usan y se refuerzan las más necesarias. Lo que está claro en la actualidad es que los niños TEA están muy estimulados socialmente. Por lo tanto, el origen de sus dificultades es biológico. En cambio, los niños como la niña lobo de suiza presentan una sintomatología que en un inicio se podría confundir, pero que tiene un origen totalmente distinto: la falta de socialización.
Y es que la imitación y la socialización son factores indispensables en el desarrollo de un niño. Esa poda sináptica que hemos mencionado es, en parte, responsable de la plasticidad del cerebro y nos ayuda a adaptarnos a las circunstancias que vivimos. El problema es que esos niños viven en unas circunstancias que no son propicias para su desarrollo. Por eso, hay conexiones que no pueden reforzarse, básicamente porque nunca han llegado a crearse.
Que ambas cuestiones tengan cierta relación aparentemente y que el estudio de una pueda ayudar a entender mejor la otra no quiere decir que sea lo mismo. Los niños TEA no son niños salvajes, como tampoco lo es, en realidad, la niña lobo suiza. Es un término coloquial que deja ver lo mal que lo han pasado, pero que puede llevar asociadas connotaciones negativas que no tienen nada que ver con la realidad.
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