Si nos ceñimos a la ciencia, hay algunos regalos que no se deben hacer, pues no cumplen lo que normalmente prometen. Podemos hacerlos por bonitos o agradables, pero mejor sabiendo lo que regalamos en realidad.
La ciencia puede ayudarnos de muchas maneras a elegir regalos para nuestros seres queridos estas Navidades. Por ejemplo, nos explica por qué a algunas personas les gustan las sorpresas como las que aparecen en los calendarios de adviento. Pero, si nos basamos en la ciencia, también hay ciertos regalos que no se deben hacer bajo ningún concepto.
Bueno, quizás bajo ningún concepto sea algo extremo. La mayoría de los regalos que vamos a mencionar en este artículo no son peligrosos. Pero, basándonos en la ciencia, tampoco son necesarios. Si nos vamos a gastar dinero en una persona a la que queremos, quizás sea mejor destinarlo a algo útil. Y, si no, que al menos regalemos cosas bonitas sin utilidad sabiendo que eso es precisamente lo que son.
Por lo tanto, estos regalos que no se deben hacer solo están prohibidos bajo el prisma de la ciencia. Si te gustan y a la persona regalada también, adelante. Pero que nadie te engañe sobre sus supuestos beneficios.
Regalos que no se deben hacer si nos ceñimos a la ciencia
Hay dos motivos por los que hay regalos que no debemos hacer, basándonos en la ciencia. Uno es la utilidad y otro es la peligrosidad. Como ya hemos visto, la mayoría de regalos de esta lista son inútiles, pero inocuos. Algunos incluso pueden ser agradables, eso nadie lo discute. Pero otros sí que pueden ser un poco peligrosos, si no tenemos algunos factores en cuenta. Veamos cuáles son unos y otros.
El famoso rodillo de jade
Los rodillos de jade se han hecho muy famosos en los últimos años como complemento a las rutinas de cuidado de la piel.
Todo tiene una explicación ancestral. El jade fue la piedra preciosa favorita de los miembros de la dinastía Qing, la última de China. Era popular, tanto por su bello aspecto, como por el sinfín de propiedades curativas que le confería la medicina tradicional. Por ejemplo, se consideraba un revitalizador del chi, esa energía vital en la que se basan muchas técnicas pseudoterapéuticas, como la acupuntura.
Por ese motivo, se empezaron a fabricar rodillos para masajear la piel con este material. Los más antiguos que se conservan son mucho más actuales, del siglo XVII, pero se cree que ya se usaban muchos siglos antes.
Hoy en día, tras la irrupción en occidente de la cosmética coreana, los rodillos de jade se han convertido en superventas. Aunque también se usan de otros materiales, como el cuarzo rosa o la amatista.
Se supone que tienen muchas propiedades para la salud general, relacionadas con todo lo del chi. De hecho, se suelen publicitar como grandes desintoxicantes. Este es el motivo general por el que los rodillos de jade forman parte de la lista de regalos que no se deben hacer, según la ciencia. Además, como decimos con otros productos virales como los batidos detox o el carbón activado, nuestro cuerpo ya tiene el hígado y los riñones para desintoxicar cuando haga falta. Y ojo, que no hace falta a diario, sino solo cuando, literalmente, nos envenenemos con alguna toxina.
Sí que es cierto que el jade tiene la capacidad de mantenerse frío, por lo que puede ayudar a desinflamar un poco la cara. Pero, para eso, lo mismo nos da una bolsa de guisantes congelados. Por lo tanto, si quieres regalar un rodillo de jade solo porque es bonito y agradable, adelante. Pero, si buscas desintoxicar, irá de lleno en nuestra lista de regalos que no se deben hacer, por resultar muy innecesarios.
Packs gourmet con sal del Himalaya
La sal del Himalaya, a modo de resumen, es simplemente sal cara. Precisamente por eso, en épocas como la Navidad, se hacen packs de regalo para gourmets de la alimentación. Ahora bien, para que sea un buen regalo, debería cumplir lo que promete. Y no lo hace.
Esta sal es un tipo de halita o sal de roca, que se extrae en su mayoría de la mina de Khewra, en Pakistán. Las halitas en general se forman por la evaporación de agua salada en depósitos sedimentarios y domos salinos. En el caso de la sal rosa del Himalaya, es una halita compuesta por un 98% de cloruro sódico y un 2% de trazas de otros elementos.
Su color rosa se debe precisamente a ese 2% de trazas, compuesto por potasio, magnesio, yodo y calcio, entre otros elementos. Este es el motivo por el que se vende como una opción mejor que la sal común, que no contiene estas sustancias. ¿Pero sirven para algo?
La verdad es que no. Se ha demostrado que ninguna de las trazas está en una concentración suficiente como para provocar efectos beneficiosos sobre el organismo. Ni siquiera el yodo, que es la causa principal de su buena prensa. Y el problema es que, al venderse como algo saludable, algunas personas podrían aliñar de más sus platos. La sal, sea del tipo que sea, debe consumirse en su justa medida, pues un exceso de sodio puede ser muy peligroso. Por eso, hay que tener cuidado con el márketing, pues puede ser contraproducente. En definitiva, si quieres regalar sal rosa del Himalaya porque es bonita, adelante. Si lo que buscas es que sea más saludable, estamos, de nuevo, ante uno de esos regalos que no se deben hacer, según la ciencia.
Además, también con la ciencia en la mano, la huella de carbono de traerla del Himalaya, si es que de verdad viene de ahí, es inmensa. Otro motivo por el que no estaría mal elegir otro regalo.
Cremas con filtro para la luz azul
La luz azul se ha convertido en uno de los grandes archienemigos del siglo XXI. No es para menos. Se sabe con suficiente evidencia científica que puede afectar muy negativamente a nuestros ritmos circadianos, pues inhibe la secreción de melatonina. Por lo tanto, si nos exponemos a mucha luz azul por la noche, difícilmente podremos conciliar el sueño. Además, a la larga, esto puede aumentar la probabilidad de padecer ciertas enfermedades cardiovasculares o cáncer.
Pero ese no es el único riesgo que se suele asociar con la luz azul. En los últimos años se ha hablado mucho sobre la forma en que afecta a la piel y a los ojos. Supuestamente, en la primera acelera el envejecimiento e incluso puede provocar que salgan manchas. En cuanto a los ojos, se dice que la luz azul afecta a las células de la retina, pudiendo incluso causar problemas de visión con el tiempo. Sin embargo, las sociedades de oftalmología han lanzado ya varios comunicados, a raíz de revisiones de este tipo de estudios, en los que señalan que no hay suficiente evidencia científica al respecto. Además, este tipo de comunicados también aseguran que los filtros para la luz azul que incluyen ya muchos cristales de gafas no aportan ningún beneficio.
En cuanto a los dermatólogos, tampoco están de acuerdo en que haya mucha evidencia científica sobre riesgos para la piel. Y tampoco consideran que haya beneficios en las cremas que se comercializan con filtros para este tipo de luz.
La luz azul es característica de las pantallas de dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, tablets y ordenadores. Por eso, dado que hoy en día vivimos pegados a este tipo de aparatos, no es raro que las cremas con filtros se hayan hecho de gran fama. Una fama sin evidencia científica, por lo que, de nuevo, tienen cabida en esta lista de regalos que no se deben hacer, según la ciencia.
Pendientes para las migrañas
Las joyas y la bisutería son un regalo estupendo para estas fiestas. O para cualquier otra ocasión. Pero ojo con los pendientes para las migrañas, más conocidos como piercing Daith. Hace muchos años que se publicitan pues supuestamente presionan un punto de acupuntura, ubicado en el cartílago de la oreja, que ayuda a paliar el dolor de cabeza asociado a las migrañas.
Este tipo de puntos que se presionan en acupuntura, como ocurría con el rodillo de jade, se asocian a la presencia de los ancestrales canales de energía de la medicina tradicional china. El famoso chi. Se han llevado a cabo muchísimos estudios dirigidos a demostrar la existencia del chi. Pero ninguno que esté diseñado adecuadamente ha logrado demostrar nada.
Por eso, el piercing Daith también es un regalo que no se debe hacer según la ciencia. Será mucho mejor regalar cualquier otro tipo de joya a esa persona que tanto queremos y animarla a ir a su médico, que sabrá cuál es la medicación más adecuada o el especialista al que se debe derivar.
Libros de autoayuda
¿Y si la persona a la que queremos regalar es una apasionada de la lectura? Hay infinidad de libros entre los que podemos elegir. Si está pasando por un mal momento quizás pensemos que un libro de autoayuda puede ser una buena opción. Pero mucho cuidado con ellos.
Es cierto que este término es todo un cajón desastre en el que se acumulan millones de títulos. Algunos libros de divulgación de la psicología, con evidencia científica, pueden verse catalogados como autoayuda en las librerías. No obstante, por lo general este término hace referencia a aquellos libros que dan soluciones sencillas, normalmente basadas en el optimismo, para tratar problemas de salud mental, mucho más complejos.
Tal es el desastre de este cajón que, igual que podemos encontrar libros de psicología, veremos títulos que hacen referencia a terapias y corrientes psicológicas sin evidencia científica, como el psicoanálisis o la Gestalt. Por otro lado, se ha puesto de moda que los famosos escriban libros de autoayuda contando cómo salieron ellos de algunos de los baches que se encontraron en sus vidas.
Leer las experiencias de otras personas puede ser enriquecedor. Pero debemos tener en cuenta dos cosas. Una, que esas personas no son profesionales de la psicología. Y otra, que cada persona es un mundo y lo que a una le funciona, a otra puede que no. Por eso, si nos encontramos mal, lo ideal es acudir a un psicólogo, que valorará nuestro caso individual. Y, por supuesto, debemos tener cuidado con las terapias que supuestamente ayudaron a algunos de estos famosos.
Buen ejemplo de ello es el de Paz Padilla, quien escribió un libro en el que hablaba de sus experiencias con la biodescodificación, una pseudociencia que, básicamente, asegura que todo lo malo que nos pasa se r
elaciona con las emociones. Es una corriente muy peligrosa, pues genera mucha culpabilidad en los pacientes, quienes piensan que, si están enfermos, es porque hubo una emoción que no supieron controlar.
Por eso, si de verdad tienes un ser querido al que le gustan los libros. Será mucho mejor que le regales una novela, un libro de divulgación científica, un ensayo histórico o de cualquier otro tema que le guste. Los libros pueden ayudarnos de muchas maneras. Una novela puede darnos un mundo alternativo en el que refugiarnos mientras buceamos en sus páginas. Un ensayo o un libro de divulgación nos aportarán muchos conocimientos nuevos. Pero, paradójicamente, los libros de autoayuda suelen ser los que menos ayudan. Cuidado con eso.
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