El gato Óscar se hizo famoso por echar la siesta en las habitaciones de los habitantes de una residencia de ancianos que estaban a punto de morir. ¿Pero tiene algún fundamento científico lo que hacía?
La historia del gato Óscar aparece recurrentemente en redes sociales, a pesar de que el animalito falleció en 2022. En sus años de vida en una residencia de ancianos estadounidense, se hizo de una gran fama, pues supuestamente tenía la capacidad de predecir la muerte. Era un gato arisco, que no solía disfrutar del contacto humano. Sin embargo, cada cierto tiempo escogía la habitación de uno de los residentes para echar la siesta. Lo que pronto llamó la atención de los responsables del centro es que no parecía que eligiese las habitaciones al azar; pues, poco después, el residente moría.
Tal fue el acierto del gato Óscar que los trabajadores de la residencia comenzaron a llamar a los familiares de los residentes a los que el animalito elegía para echar la siesta. Así, podían despedirse a tiempo. Los familiares agradecían el gesto, pues les daban una oportunidad que, de otra manera, no habrían tenido. Todo eran ventajas.
Uno de los médicos de la residencia de ancianos, David Dosa, publicó en el New England Journal of Medicine un artículo en 2007, cuando el gato Óscar ya había predicho la muerte de 25 personas. Sin embargo, después de eso se calcula que llegó a anticiparse a la defunción de más de 50 residentes. La publicación del artículo le dio una gran fama, llevándolo a titulares de medios de comunicación de todo el mundo. Ahora bien, como es lógico, en este tiempo han salido también muchos escépticos sobre las habilidades del animal. ¿Cómo lo hacía? ¿No sería simplemente casualidad? No podemos saberlo, pero veamos si realmente habría alguna posibilidad de que Óscar pudiese predecir la muerte.
El papel del olfato en la detección de enfermedades
En realidad, el gato Óscar no es el primer animal capaz de detectar algo relacionado con enfermedades. Muchos perros se han adiestrado para detectar enfermedades como el cáncer o la diabetes y lo han hecho a través del olfato.
En las células de todas las personas se producen reacciones químicas para obtener energía o sustancias necesarias para su correcto funcionamiento. El conjunto de estas reacciones se denomina metabolismo y puede variar de un individuo a otro, sobre todo con la presencia de determinadas enfermedades. Durante estas reacciones, se liberan algunos compuestos volátiles. Es decir, sustancias en estado gaseoso que pasan al aire a través de la respiración. Incluso pueden salir al exterior a través de fluidos como el sudor.
Estos compuestos tienen un olor que generalmente pasa desapercibido al ser humano. Sin embargo, otros animales con el olfato muy agudo, como los perros, pueden adiestrarse para detectarlos y diferenciar el perfil metabólico de una persona sana y otra con alguna enfermedad.
Se han dado casos incluso en humanos, aunque es algo muy raro. El más documentado es el de Joy Milne, una mujer escocesa que pasó años alertando que el sudor de su marido olía diferente. Lo hizo muchos años antes de que este recibiese un diagnóstico de párkinson, que confirmó que ella era capaz de oler la enfermedad. Para cuando él fue diagnosticado ya era demasiado tarde, pero desde entonces Joy ha ayudado a los científicos a detectar los compuestos que podrían ayudar a hacer diagnósticos de párkinson mucho antes de que empiecen los síntomas.
El caso del gato Óscar
Los científicos que apoyan los vaticinios del gato Óscar creen que su caso puede ser similar al de Joy o los perros adiestrados. Quizás el animal tenía un gran sentido del olfato que detectaba algo en el aire. ¿Pero qué?
En 2016, el especialista en cuidados paliativos Piotr Szawarski escribió un artículo en el que cuestionaba las habilidades del gato Óscar. Señalaba que los trabajadores del centro en el que vivía deberían haber comprado un espectrómetro de masas para detectar los compuestos volátiles del aire que, de algún modo, estaba olfateando el animal. Así, podrían haber comprobado si realmente ocurría algo.
Cabe destacar que en ese centro había ancianos con enfermedades muy variadas. Si bien la mayoría tenían alzhéimer y párkinson, también había otras patologías, como el cáncer. Por lo tanto, la variedad de compuestos volátiles derivados de su metabolismo sería muy grande. ¿Qué podría ser único de la muerte? ¿Algo asociado a la apoptosis o muerte celular? Algunos científicos apuestan a las cetonas, que se pueden acumular en casos de acidosis diabética o sepsis. Pero no se puede saber con seguridad. Lo ideal sería haber obrado como explica Szawarski. Sin embargo, los sanitarios del centro se dejaron llevar por la intuición.
De hecho, en su artículo de 2007, Dosa relata que el gato a veces entraba en una habitación con un paciente muy enfermo, la olfateaba y se iba. Aún no había llegado su hora. Ese fue su argumento de que en realidad no era casualidad. La prueba de que el gato sabía lo que hacía. Pero no hay pruebas más allá de eso.
Sesgo de confirmación
Los detractores de las habilidades adivinatorias del gato Óscar optan por un sesgo de confirmación. Es decir, solo se prestaba atención a los casos que realmente acababan con la muerte del residente. Al fin y al cabo, todos estaban muy enfermos y las probabilidades de acierto eran altas.
También hay expertos en comportamiento animal que creen que quizás los residentes cercanos a la muerte tuviesen la habitación climatizada para darles más confort y que, de alguna manera, fuese eso lo que llamaba la atención del gato. Lo peor es que nunca podremos saberlo, pues Óscar murió en febrero de 2022. Allí finalizó su guardia. Ahora solo se pueden hacer conjeturas. Lo que está claro es que, fuese por ciencia o por casualidad, acompañó a muchas personas durante su muerte. A estas alturas, eso es con lo que deberíamos quedarnos de la historia.
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