Unos científicos han obtenido ratones transparentes al untarlos con un colorante alimentario que muchos tenemos en nuestras despensas. ¿Se podrá aplicar en humanos?
Un equipo de científicos de la Universidad de Stanford ha logrado que unos ratones se vuelvan temporalmente transparentes al impregnarlos con un colorante alimentario que muchos tenemos en nuestra cocina: la tartrazina. De este modo, han podido ver sus órganos y vasos sanguíneos sin necesidad de usar técnicas de imagen como la resonancia magnética o la radiografía. Y lo mejor es que, una vez lavados, los ratones transparentes volvieron a la normalidad, sin ningún tipo de efecto secundario.
Es inevitable pensar en las aplicaciones que podría tener esto si llegase a extrapolarse a humanos. ¿Podríamos ser transparentes por un tiempo? ¿Sería posible decirle adiós a las radiografías? Y más curioso aún, ¿bastaría con untarnos el colorante amarillo de la paella? Ojalá todas estas respuestas fuesen tan sencillas como nos gustaría, pero la realidad es que no se trata exactamente de eso.
Aun así, la posibilidad de hacer a los ratones transparentes tiene un potencial enorme, que hace que esta sea igualmente una gran noticia. Vamos a ver cómo lo han conseguido y, por supuesto, cuáles podrían ser sus verdaderas aplicaciones.
Ratones transparentes gracias a un simple colorante
La transparencia es una cuestión de óptica. Por eso, para que los tejidos vivos se vuelvan transparentes y podamos ver lo que hay debajo es necesario que cumplan una serie de condiciones en lo referente a su interacción con la luz.
Normalmente, los diferentes componentes de una superficie o de un tejido tienen distintos índices de refracción. Esto hace que la luz se doble de muchas formas distintas y llegue hasta nosotros como una especie de tapiz tupido. Para hacer un objeto transparente, por lo tanto, hay que hacer que todos los índices de refracción coincidan. La luz ya no se dispersaría como antes y se abriría un gran hueco en el tapiz a través del cual podríamos ver lo que hay debajo.
Para lograrlo en tejidos, debe darse un bajo índice de refracción en partes acuosas del mismo y un alto índice de refracción de sus componentes a base de proteínas y grasas. Existen algunos métodos muy útiles en este aspecto que pueden usarse en tejido muerto o materiales inertes, pero serían letales para los organismos vivos. Ahora bien, ¿y si se pudiese utilizar simplemente un colorante alimentario?
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Los autores de esta investigación conocían las propiedades ópticas de la tartrazina. Al estudiarlas en profundidad, pensaron que, quizás, podría servir para hacer transparentes a los ratones. Por eso, probaron a mezclar agua con un colorante específico a base de tartrazina a distintas concentraciones. Después, untaron el resultado en el cuero cabelludo de los ratones rapados.
Al exponerlos a la luz, se observó una modificación del índice de refracción de las partes acuosas del tejido, gracias a la absorción de la luz en las regiones ultravioleta cercanas y azul del espectro. Esto permite que coincida mejor con el índice de refracción de los materiales cercanos de alta refracción. Así, la parte no absorbente del espectro, es decir, la parte roja/naranja, se transmite más profundamente a través del tejido. El resultado es un efecto de transparencia temporal que se puede deshacer con un lavado rápido sin dañar a los animales.
Ratones transparentes aún mejores
Los autores de la investigación creen que si en vez de untar el tinte se pudiese inyectar, los efectos serían aún más visibles. No obstante, habría que estudiar primero si eso sería dañino para los animales.
¿Para qué sirve todo esto?
La primera aplicación de los ratones transparentes se enmarcaría únicamente en el ámbito de la investigación. Para algunos experimentos, se usan modelos animales como el pez cebra o algunos gusanos que se caracterizan por tener cuerpos transparentes. Esto permite ver posibles cambios en sus vasos sanguíneos o sus órganos. Por ejemplo, se pueden estudiar los tumores a simple vista.
A veces sería mejor utilizar ratones, por ser más cercanos a los humanos en algunos aspectos. Pero claro, no son transparentes. Ahí pierden muchos puntos. Por eso, este hallazgo ayudaría muchísimo a avanzar en multitud de campos de investigación.
Además, los autores del estudio creen que este método podría ser útil para apoyar otras pruebas de imagen. Incluso para hacer algunos diagnósticos sin necesidad de otras pruebas. Podrían detectarse algunos tumores o incluso detectar muy rápido las venas para sacar sangre. Pero es pronto. Desgraciadamente, aún no podemos decirle adiós a las radiografías. Y no solo porque no se sepa si se podrían ver bien los huesos. También porque el hecho de que haya funcionado en ratones no significa que se pueda extrapolar a humanos.
¿Qué pasa si nos untamos tartrazina?
Si se te ha pasado por la cabeza sacar el colorante para paellas de la despensa y untarte una mano, no vayas tan deprisa. Hay varias opciones por las que no podemos emular a los ratones transparentes en casa.
En primer lugar, ya hemos visto que de momento no se sabe si podría extrapolarse a humanos. Por otro lado, el colorante que tenemos en nuestro cajón de las especies a menudo lleva más componentes o tiene una pureza diferente a la que han usado estos científicos. También habría que utilizar lámparas específicas. Nuestra mano, si todo lo demás no fuese un problema, no se volvería transparente sin más. Todos nos hemos manchado las manos de colorante alguna vez y no nos han desaparecido los dedos de repente.
Esto de momento está en pañales, pero es una investigación interesante. ¿Podremos tener en un futuro una capa de invisibilidad como la de Harry Potter? ¿Diremos por fin adiós a las radiografías? Queda mucho para eso. Alegrémonos de lo que tenemos y sigamos soñando con lo que la ciencia podría llegar a darnos algún día.
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