El Covid-19 y el juego peligroso de la mente
Esteban sentía todos los síntomas del Covid-19, pero todos los exámenes y laboratorios que se hizo mostraron que todo su organismo se encontraba en buen estado
Eran las 10 de la noche del segundo viernes de julio y Esteban se encontraba con su bebé en brazos, sentado en el sillón de la sala, siguiendo su rutina para hacerla dormir, cuando de repente sintió un mareo y su corazón comenzó a latir a mil por hora.Lo primero que pensó era que se trataba de un infarto, por lo que llamó a su esposa, entregó a la bebé y se fue caminando mareado hasta la cocina. Su esposa, asustada, le preguntaba qué pasaba, pero no tenía respuesta alguna. Esteban había ido a la cocina a beber agua y solo atinaba a decir que estaba mal.
Después de eso, fue hasta su cuarto y buscó sus papeles del seguro médico, las llaves del auto y salió sin decir nada. Fue rápidamente con dirección al cuarto de su cuñado, a quien le pidió que lo llevara al hospital, pues sentía que estaba por sufrir un infarto y rápidamente salieron rumbo al nosocomio.
Una vez en el centro médico, lo primero que le preguntaron era si tenía Covid, pero solo atinaba a decir que su corazón estaba por dejar de latir, que sentía que le venía un infarto. Por lo que lo recostaron rápidamente, y comenzaron a hacerle pruebas. Le sacaron sangre, le hicieron pruebas el corazón y le pusieron suero, todo eso mientras le pedían que se calmara.Él, lo único que decía a médicos y enfermeras, era que no quería que le pasara algo porque tenía dos hijas y son todo para él.
Pasó poco más de una hora entre que le hicieron todas las pruebas y llegaban los resultados. Cuando llegó el galeno, le dijo que todos los exámenes, de sangre, del corazón y otros, decían que él se encontraba bien y no tenía nada, ni siquiera Covid, puesto que de tener este virus, los resultados habrían sido diferentes. Reposó una hora más y retornó a su casa, más tranquilo, pero inquieto por lo que había sucedido.
Esteban cuenta que lo que sintió aquella noche fue real, al menos es lo que él vivió. Pero además, relata que exactamente una semana antes, le vino diarrea durante una noche, que la cortó con una pastilla de carbón. También dice que le dolía la cabeza y se sentía con malestar, cansancio y hasta dolor en el pecho.
Debido a esto, a los cuatro días de haber sentido todos estos malestares fue a realizarse una prueba rápida de Covid-19 a un laboratorio privado, donde pagó 430 bolivianos y el resultado fue no reactivo.
Por esa razón es que se sintió más tranquilo y no hizo nada más, hasta el viernes que sintió la sensación de un infarto y fue al hospital, donde también le dijeron que no tenía nada.Recuerda que después de la atención en el hospital, donde le estabilizaron y le dijeron que las pruebas mostraban que se encontraba bien de salud, le dieron varias órdenes para otros exámenes más específicos que debía hacérselos la siguiente semana, por lo que siguió las órdenes y se los hizo. Algunos los resultados salieron en 24 horas, otros en más. Todos ellos decían que Esteban se encontraba bien de salud.
Recuerda que los doctores le explicaron que al parecer estaba sufriendo por una crisis nerviosa y de estrés, que puede ocasionar desde las diarreas hasta dolores de cabeza y los otros malestares que él estaba sintiendo. Le recetaron algunos medicamentos para ayudarle a calmarse, pero sobre todo le recomendaron que tratara de estar más tranquilo y que no se preocupe, pues si no se calmaba, todo podía empeorar.
Desde ese entonces, recuperarse no fue fácil, intentaba no pensar en la pandemia, trataba de tranquilizarse viendo que su familia, viendo a sus hijas que estaban bien de salud y sin malestares, pero no era fácil volver a sentirse bien. Dice que solo el tiempo le ayudó a superar aquello.Tres semanas después, volvió a realizarse una prueba rápida de Covid y ésta también salió no reactiva, por lo que concluyó que todo estaba en su cabeza como le dijeron los doctores.
Enfermedades psicosomáticas
Justo un mes antes de que Esteban sufriera estos problemas, el cirujano cardiovascular, Joaquín Pablo Olivera Vásquez, alertó sobre la presencia de las enfermedades psicosomáticas en tiempos de pandemia en Tarija.
Olivera dijo que desde dos meses antes de junio comenzó a notar que muchos jóvenes que eran atendidos en el Hospital Regional San Juan de Dios tenían este problema. “Dolor de pecho irradiado a la espalda o a algún miembro superior, una fuerte sensación de adormecimiento de manos o labios, o alguna parte de la cara; dificultad para respirar, sudoración, sensación de irrealidad -como de no estar conectado con el cuerpo- y lo más fuerte: la sensación de muerte”, son los síntomas que los jóvenes presentaban.
Refirió que cuatro de cada diez consultas que recibía estaban relacionadas con dolores precordiales. Sin embargo, dada la sintomatología y los resultados de exámenes realizados, llegó a la conclusión de que se trata de patologías relacionadas con causas psicosomáticas, mismas que aumentaron de manera paralela a la pandemia por Covid-19.
De acuerdo a la explicación del experto se trata de enfermedades ligadas a trastornos de ansiedad y depresión. Olivera cuenta que aunque no es su campo de acción, tras vivir y servir como médico durante casi doce años en Argentina, convive con este tipo de patologías inducidas por ansiedad y depresión.
Asegura que esto obliga a tener en los diagnósticos aspectos diferenciales sobre estos males “es importante que aprendemos a diferenciarlos y saber derivarlos al especialista para que ayudemos al paciente a salir de esa situación”, explica y agrega que esto es aún más importante cuando hoy estos síntomas pueden confundirse con Covid-19.