La resistencia a los antibióticos amenaza con devolvernos a la época anterior a la penicilina, cuando la mayoría de las muertes se debían a infecciones. ¿Qué estamos haciendo para resolver el problema?
Desde que se introdujeron los antibióticos en el mundo, a mediados del siglo XX, las muertes atribuibles a infecciones descendieron de más del 50 por ciento a entre el 10 y el 15 por ciento. Los expertos llevan décadas advirtiendo que la resistencia a los antibióticos amenaza con hacernos retroceder en el tiempo, a cuando incluso las infecciones más simples podían ser mortales.
Pero, ¿hasta qué punto es grave el problema? Según un estudio realizado en 2019, más de un millón de personas mueren al año por infecciones relacionadas con microbios resistentes a los antibióticos, más que por el VIH/sida o la malaria. Y si el problema no se resuelve, se prevén 10 millones de muertes al año para 2050, lo que hace que los expertos describan la resistencia a los antibióticos como uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad.
«La resistencia a los antibióticos seguirá siendo un problema en un futuro previsible«, afirma Paul Blainey, bioingeniero del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE. UU.). «Mantener la medicina moderna y los niveles de salud tal y como los conocemos hoy dependerá del desarrollo de nuevos fármacos antibióticos», explica.
¿Qué causa la resistencia a los antibióticos?
La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias desarrollan formas de evadir los antibióticos. El uso excesivo y el abuso de los antibióticos son los principales factores de resistencia. En resumen, cuanto más utilizamos los antibióticos, más se agrava el problema.
Las formas más comunes en que las bacterias evaden los antibióticos proceden de mutaciones que les permiten impedir que los fármacos se unan a ellas. Es como si las bacterias cambiaran las cerraduras para que la llave del antibiótico ya no encaje.
«Las bacterias también pueden lograr la resistencia produciendo proteínas que inactivan o modifican el antibiótico, de modo que ya no se une a la bacteria. O mutan la proteína diana para que el antibiótico deje de unirse a ella», explica Gerry Wright, bioquímico especializado en resistencia a los antibióticos.
Resolver el problema
La resistencia a los antibióticos siempre estará con nosotros. La naturaleza de la evolución por selección natural hace que las bacterias siempre encuentren formas de eludir los antibióticos. Pero los expertos son optimistas y creen que en las próximas décadas podremos encontrar formas de limitar la resistencia a los antibióticos, al menos lo suficiente para evitar que el problema se convierta en una crisis mayor.
«Tengo esperanzas de que podamos superar las preocupaciones sobre la resistencia a los antibióticos. Los científicos del campo se dedican a resolver estos grandes problemas y a preservar nuestra capacidad de controlar las enfermedades infecciosas, que es tan importante para nuestra calidad de vida», afirma Wright.
Por desgracia, no es tan sencillo porque, por un lado, existe una enorme diversidad entre las bacterias: no todos los fármacos actúan sobre un organismo determinado, y no todos los organismos mueren con un fármaco determinado. Así que los científicos han estado trabajando en el tema desde muchos ángulos diferentes. Uno de ellos consiste en modificar los antibióticos antiguos para que superen la resistencia, pero la capacidad de modificar estas estructuras no es infinita.
Las bacterias evolucionan más rápido
No cabe duda de que las innovaciones tecnológicas están ayudando a los científicos a superar antiguos retos en el descubrimiento de fármacos. La esperanza es que puedan desarrollarse lo bastante rápido como para tener un impacto en la atención sanitaria mundial, porque lo más importante es que la resistencia a los antibióticos se desarrolla con rapidez, mientras que los antimicrobianos -la base de los fármacos antibióticos- se desarrollan lentamente. «Lo que hace que el desafío de la resistencia sea tan agudo en 2023 es que ya no existe una cartera de nuevos candidatos a fármacos bien organizada, financiada y en funcionamiento, y sin embargo la resistencia sigue apareciendo», afirmó Wright.
A corto plazo, algunos expertos abogan por una mayor regulación de los antibióticos, de modo que su uso se limite a situaciones estrictamente necesarias. La esperanza es que así ganemos tiempo para frenar la resistencia a los antibióticos mientras el descubrimiento de fármacos se pone al día.
El Deber